Read this in your language :)

miércoles, 10 de junio de 2015

A la sonrisa de Aarón


Y no sé cómo empezaba el texto, pues esa parte la perdí y no se puede escribir dos veces la misma cosa, pues no sale ni parecida. Y sería forzado. Y apuesto porque me saldría totalmente lo contrario. Pero tengo la segunda parte. Segunda, porque no estaba acabada, y la tenía que terminar y rematar. Y decía así después de tres puntos suspensivos:

…la deriva de la comisura de tus labios, los cuales siempre terminan en sonrisa. La más blanca, la más pura, y la más perfecta para mí. Por ser natural, y sin arreglos, y la que siempre digo que amo. La que siempre digo que adoro con esos dientes chiquititos y la que siempe va acompañada de un cerrar de ojos cuando te ríes con mucha fuerza.
Es increíble como en tan poco tiempo que te he tenido cerca he sabido quedarme con todo eso, y lo peor… bueno, qué digo lo peor, lo mejor, es que ha sido inconscientemente. Sin querer recordarlo. Pero ahora ya no se me borra.

Y he visto, veo, y veré muchas sonrisas, pero ninguna tan especial como la tuya. Y ninguna de esas sonrisas (que no son risas) irá acompañada de ese brillo en los ojos que tenías tú. Ni de esa música que OJALÁ vuelva a escuchar a tu lado. Porque sólo por haberla escuchado contigo a centímetros, se ha hecho más especial de lo que ya era.

Sé que no soy la mejor en nada, ni la más guapa, ni la que tiene mejor cuerpo, ni la más amable, ni la más sincera en todo, ni el mejor hombro en el que apoyarse para llorar. Ni si quiera tengo la voz más bonita que podrías estar escuchando ahora.
No soy la que mejor sabe abrirse a las personas, que nunca acierto contigo y que soy un auténtico desastre (aunque espero que algún día sepas ver lo bonito que hay en él). Tampoco sé por qué me sigues dejando estar en tu vida, en la que a veces intento poner un trocito de mí, y es absurdo, pues no sé ni llevar la mía propia, imagínate involucrarme en la de los demás.

Antes te he dicho que no soy la más sincera en todo, y es verdad. Aunque reconozco que contigo lo intento más que con nadie y a veces me engaño a mí misma pensando que sabes entender todo lo que te digo, todo lo que te escribo. Todos mis enfados y mis deseos y mi querer que sepas apreciar todo lo que intento dar por ti. Pero no lo consigo. Aún no has entendido ni la mitad de las cosas que te digo, posiblemente porque no sea tampoco directa, y tú no sepas leer muy bien entre líneas.

Aunque a veces también pienso que entiendes todo, pero que haces como que no. Y me da miedo, porque si así fuera, sabrías muchísimo sobre mí, más que ningún otro, me atrevería a decir.
Y yo sigo, cada día más, intentando estar a tu lado, apoyándote siempre que pueda. Y es jodido, pues intento irme muchas veces, porque tengo una dependencia rara a ti. Y no sé escapar. Dependencia a la tranquilidad que me das en igual medida que me puedes poner de los nervios. Y lo peor aún, es que no eres consciente de que lo haces. E incluso lo que ahora odio, si me falta algún día, sería lo que echase de menos.

Me da vértigo no tener esto algún día, no poderte escribir sabiendo que lo verás, ni poder volver a ver esa sonrisa en directo, y por eso, intento tener de ti lo máximo que pueda, mientras pueda.